Historias con clientes, historias con corazón, historias con emoción...

Historias con clientes, historias con corazón, historias con emoción...

Una de las preguntas habituales de mis clientes es porqué suelo estar siempre de buen humor. ¿Cómo no lo voy a estar, si lo que más recibo es cariño de ellos?. Esta semana se han conectado varias historias, vidas interconectadas en una oficina de un Agente Inmobiliario en un barrio de Valladolid que me gustaría comentar, porque me han llegado al corazón.

Hoy he recibido un regalo de un cliente comprador, que estuvo dos años esperando a que le encontrara la casa de sus sueños, que la encontró y que está feliz, nos vemos a diario, charlamos a menudo y a veces nos tomamos algo juntos, este cliente tan especial hoy se acordó de mí y me trajo un par de libros de PNL, porque a veces soy tan friki que hasta con los clientes hablo de estas cosas, bueno, hablo de lo que me apasiona con amigos y a ellos les siento como tal.

La amistad con los clientes

Sigo con la historia que iba a contar...

Hace un par de semanas, se pusieron en contacto conmigo dos hermanas que querían vender la vivienda heredada de su madre. Quedamos en nuestra oficina, me encanta que los clientes vengan a la oficina, porque aquí nos ven en nuestra salsa, porque pueden conocer al equipo del que me siento orgulloso y porque como siempre les digo, “tengan en cuenta que no sólo me contratan a mí, sino que nos contratan a todos” y desde el mismo momento en que nos comprometemos y me permiten que les representemos todo nuestro trabajo está orientado a superar sus expectativas.

Como decía, primero hablé con ellas, quería que me contaran su situación, porqué querían vender, dónde estaba la casa, (por cierto, junto a nuestra oficina). Me dijeron que la vivienda llevaba a la venta varios meses en otra inmobiliaria, y les pregunté ¿y qué ha hecho esa inmobiliaria para vender su casa?, sus caras eran pura incógnita, no lo sabían…, las tranquilicé y les dije qué podíamos hacer nosotros para vender su casa. Comentamos nuestra carta de servicios, porqué eran necesarios para vender su casa en el mayor precio y en el menor tiempo posible, cómo podíamos cambiar la percepción del mercado, cómo íbamos a preparar su casa para la venta etc… Cuando finalizamos la reunión, me comentaron que querían hablar con otra hermana también heredera y que me dirían algo.

Tiempo precioso

Al cabo de unos días, recibo la llamada de una de ellas que me dice que le sorprende que no me pusiera en contacto con ellas. Le respondí, que estoy siempre a su disposición, pero que tendrían que esperar unos días, porque estaba inmerso en cursos de formación y reuniones y que no podría ocuparme de su propiedad como ellas se merecen hasta pasados unos días. Lo entendieron…, es una satisfacción contar con clientes que confían en ti y respetan tu trabajo, en este caso las hermanas RV así lo hicieron.

Pasados unos días, quedamos para firmar el contrato de venta de la propiedad y empezar con el plan de marketing personalizado, abrimos un grupo de whatsapp para estar todos conectados y empezamos a trabajar. Para la preparación de la vivienda, conté con una compañera, profesional de home staging que trabaja habitualmente conmigo y rápidamente se puso a trabajar. Cuando la casa estaba preparada entró en acción nuestro fotógrafo, que como siempre logró hacer su magia, preparamos las distintas acciones de marketing que íbamos a realizar el primer mes de comercialización y les enviamos los enlaces de la publicación. Recuerdo lo que en el grupo de whatsapp puso una de ellas… “enhorabuena equipo, me lo compro yo”.

Hogar nuestro lugar de confort

La comercialización comenzó y al tercer día llegó una oferta por la casa que las propietarias decidieron aceptar. Estuvimos hablando con ellas, recibiendo felicitaciones por el buen trabajo realizado y lo rápido que había sido todo y comentando algunas cosas…, me dijeron “qué diferencia de unos agentes inmobiliarios a otros, vosotros sois diferentes”, cuando nos dicen esto, siempre pienso que algo bueno estaremos haciendo.

Cierre de venta de una propiedad

Algunos agentes se pasan la vida poniendo demandas a los clientes, otros disfrutamos con nuestro trabajo, recibimos felicitaciones, regalos y recomendaciones constantes, pero sobre todo agradecimiento de clientes que pasan a formar parte de nuestras vidas. Es el caso de estas vendedoras, con las que ha sido un placer trabajar desde el minuto uno. Toda esta historia sería una de tantas, si no fuera, porque los compradores son “de segunda generación”. Hace doce años había vendido la casa a los padres de la chica. Cuando me lo dijo, recordaba perfectamente la casa, al antiguo propietario y el momento de la venta, (suelo acordarme de todas las historias en las que de alguna forma participo por muchos años que pasen, el secreto para ello, es que me importan mis clientes), pero algo me tocó el corazón, ellos se acuerdan tanto o más, y cuando la compradora me dijo que firmaron su casa el día que nació Sergio, mi pequeñín, flipé en colores, ahora sí que me habían tocado, y me alegré, que además de vender a dos generaciones, que se acordaran de un detalle tan importante en mi vida, doce años después, y que en una casa preciosa se inicie una nueva historia, siempre en nuestro querido barrio Parquesol.

Recuerdos y cariño

Una historia que habla de relaciones personales, de trabajo en equipo haciendo cosas diferentes para obtener resultados diferentes, de superar las expectativas de los clientes vendedores, de que no todos los agentes somos iguales, de nuevas historias de vida, de crecimiento personal y profesional, de confianza, de personas que van formando parte de nuestras vidas para siempre, de recuerdos y de un trabajo que cada día me hace más feliz.

Mi motivación es diaria, porque cada día disfruto con lo que hago y con quien lo hago, sean clientes pasados, presentes o futuros o con el equipo que me completa y permite que cada día lo hagamos mejor.

Gracias a todos y a esta bendita profesión que me hace tan feliz.

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Escrito por Cristino Torío

Cristino Torío, CEO de Inmuebles y Exclusivas
Casi desde siempre he querido ser inmobiliario. Se dice que, al menos en nuestro país, l@s niñ@s no quieren ser inmobiliarios. Este no ha sido mi caso. Con 19 años y haciendo Derecho en Salamanca le dije a un promotor amigo de la familia que si me dejaba vender sus pisos. Yo creo que me dejó para quitarme del medio, pero conseguí vender en 2 meses de verano 22 unidades, y con lo que percibía por cada piso dí la entrada para mi primera vivienda. El sector inmobiliario me había conquistado y, aunque en medio de todo esto he trabajado en asesoría fiscal y laboral, he hecho un master en Derecho Comunitario y varios años de Erasmus fuera de España, he trabajado en Consultoría de franquicias, etc. El sector inmobiliario me seguía llamando porque me tenía atrapado.

Creo que para amar este sector tienes que querer a las personas, disfrutar cada día con las distintas situaciones que se te plantean, querer ayudar, cooperar, competir y estar en permanente formación. En este sentido y, superado un momento personal difícil, cada día me encuentro más motivado, con ganas de hacer cosas y desde mi pequeña atalaya contribuir a mejorar el sector y la profesión, dedicando un tiempo a intentar formar a nuestros posibles clientes para que aprendan a querernos y respetarnos.

Gracias a todos los clientes que me completan cada día, a los compañeros de profesión con los que tanto disfruto y a algunos de mis referentes que, sin citar a nadie, ellos saben quiénes son.

Gracias a todos porque me hacéis muy feliz, cada día estoy más motivado y cada día puedo, quiero y sé tratar mejor a mis clientes.